Miguel Vera-Cifras: “La voz del jazz en Chile lleva el síncopa brutal de nuestra existencia latinoamericana”

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El conductor de Holo Jazz nos cuenta su reciente experiencia en Europa, exponiendo sobre el jazz nacional

Santiago, Chile.- El Musicólogo chileno ,  Miguel Vera-Cifras, quien acaba de llegar de Austria donde viajó a exponer sobre la voz en el jazz chileno, nos revela pormenores de su participación y aprendizaje en dicho evento.

Miguel, antes de salir fuiste protagonista de un complejo proceso para acceder al financiamiento de Ventanilla Abierta que te habías ganado, debido a un retraso de parte de la autoridad. Luego, hemos sabido del éxito de tu presentación académica en el Congreso donde presentaste una investigación sobre las mujeres en el jazz en Chile. En este contexto y haciendo un balance ¿Qué significó para ti este viaje a Graz, en Austria?

Para mi fue un descubrimiento en tres sentidos: primero, como parte de un fenómeno interno en relación al estado de la cultura en Chile y una comprobación acerca de cómo las redes sociales por INTERNET pueden congregar y activar a las comunidades para algo que no sea el hedonismo narcisista que caracterizaría al enjambre digital (para usar la metáfora de Byung Chul-Han) que se mueve por Facebook. Segundo, me permitió ver cómo la voz ha estado suscitando un creciente interés en la investigación de géneros tradicionalmente asociados a lo instrumental; y tercero, porque pude observar – en mi breve estadía en Austria- el sentido latinoamericano que comunidad activa en latitudes alejadas de su territorio. Entonces, pienso que quizá por el aislamiento y ostracismo en que vivimos sea que nos atomicemos y nos adscribamos a la ilusión de ser parte de un capitalismo que es del primer mundo y que si bien ha colonizado la psiquis del mundo entero, dado que la globalización no es pareja, sentimos de modo diferente, pues seguimos siendo definidos por una brecha digital que nos separa un poco de ese entorno global actual, colocándonos entre la masa mediática del capitalismo industrial anterior y el enjambre digital del capitalismo cognitivo actual que recién nos absorbe porque nos llega con retraso, estando entonces ubicados entre el narcisismo individualista y la solidaridad comunitaria, pues no hemos dejado de estar en un tercer mundo que ingresa con retraso al barco del imperialismo global. Hay una síncopa existencial que nos sigue distinguiendo y difiriendo de una sombra de modernidad que aún llega desfasada incluso como la luz de una estrella que dejó de existir a años luz en la actualidad una hegemonía que aún se define por la verticalidad por más que predique lo contrario.

Y entonces, ¿qué sucede cuando llegas a Austria?

Por eso, uno de los momentos más increíbles y enriquecedores vividos en Austria, en Viena en este caso, los tuve en  compañía de mi gran amigo y admirable músico Álvaro Collao, un insigne saxofonista chileno que destaca en la escena musical no solo en Viena, sino de toda Europa y el mundo entero. Él  me invitó a escuchar jazz en el Club de jazz más activo de dicha ciudad: Porgy & Bess. Allí escuchamos al trompetista francés, nacido en Suiza, Erik Truffaztrompetista. Notable por su lirismo y Groove refinado (pero no por eso menos intenso), Truffaz impacta por su delicadeza y eficiencia clásica al tocar jazz. Su Groove, sin embargo, traduce ciento ritmo exacto, eficiente, como lo que escuchamos de un disciplinado músico japonés con mil horas de estudio.  Carece del síncopa brutal de la existencia de quien vive la música en la agitación brutal del golpe, el exceso y la miseria. Está más cerca del himno que del cha-cha-chá, más cerca del sonido sublime y olímpico que del sucio ruido del músculo que transpira en el trabajo y la sobrevivencia estrecha.

De ahí que la voz, tan ligada al cuerpo aún, esté siendo objeto de tanto interés. La voz no depende de las tecnologías de la producción maquinal, sino de los ritmos de la respiración y de las condiciones de existencia donde viven los que vocalizan. La voz del jazz en Chile traduce el síncopa brutal de nuestra existencia latinoamericana. Y es esta diferencia la que yo creo resulta tan atractiva para los países donde esa precariedad ha ido desapareciendo por el bienestar económico y el culto a la eficiencia. Me llamó mucho la atención que en Graz, cuna del diseño (una tecnología para la comodidad), haya un departamento de Jazz dentro de una facultad, un espacio específico en la universidad local donde, ensayaron diversas y connotadas figuras del canto jazzístico para lo que fue la magistral inauguración del 12avo Congreso dedicado a este género musical, abocado en esta ocasión a lo que pudiéramos considerar la “vocalidad” en el jazz (que es más que lo vocal, claro está).

¿Puedes contarnos brevemente sobre qué trató tu ponencia?

La ponencia se propuso revisar cómo en el ámbito local chileno y en el contexto de la interpretación vocal, las mujeres se sitúan y empoderan, para lo cual revisé dos casos: uno del que nadie duda en considerarla una mujer dentro del circuito jazzistico (Rossana Saavedra) y otro caso que suele verse como lateral, no plenamente adscrito o derechamente fuera del jazz (Paz Court). Lo interesante es revisar sus contextos y formas en que cada una genera una identidad o identificación desde sus respectivas singularidades. El estudio contempló parte de su música, contexto biográfico y un análisis semiótico y sonoro de lo musical.

¿De qué forma puedes explorar la identidad por medio de esos ejemplos?

Fue interesante contrastar la identidad entendida como algo fijo y permanente (la identidad moderna) con los nuevos entendidos de la identificación (sentido asociado a la posmodernidad) en un contexto donde ya no hay esa búsqueda definitiva sino más bien la exploración lúdica de diversos insumos identitarios en constante transformación de acuerdo a las singularidades de cada artista. Estas dos dimensiones de la subjetividad femenina están presentes de diversa manera en la música de mujeres que se ubican ya sea en el Mainstream de jazz en Chile o bien circulan desde cierta periferia del género, desarrollando un trabajo musical tan sostenido, profundo y sólido como Rossana Saavedra y Paz Court, respectivamente, dos extraordinarios ejemplos que examino en la ponencia.

¿Y cuál fue el impacto que percibiste?

La presentación fue todo un éxito (hubo preguntas y mucho interés) y espero subir un resumen pronto. Terminó con académicos pidiéndome el correo para mantener contacto e incluso dos invitaciones concretas a futuros encuentros en dos países de la comunidad europea. Hubo mucho interés en el canto vocal chileno desde el terreno del jazz, del cual solo conocían a Claudia Acuña y, un poco menos, el caso de Camila Mesa. Las personas latinas presentes (españolas, colombianas y chilenas) valoraron mucho la presencia de la escena chilena en el Congreso ya que fue la única ponencia latinoamericana en el evento. Incluso un académico portugués quedó conmovido por el hecho de que yo leyese la ponencia en español, ya que si bien el texto fue entregado a cada uno de los presentes en una traducción al inglés, yo leí la ponencia en nuestra lengua como un gesto político que fue tremendamente valorado incluso por los organizadores del Congreso, según después supe. En Chile, el impacto de este tipo de cosas es poco debido a que los canales de difusión son escasos, aunque yo por Facebook, algunas páginas y revistas on line,  así como el programa Holojazz prestó toda la colaboración posible. En este programa radial pude realizar un par de programas dedicados al tema, los cuales tienen una audiencia estimada en varios miles de auditores por la franja horaria y la radioemisora en cuestión (Radio Universidad de Chile), de modo que eso me tiene muy satisfecho.

 

 

 

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